En español, la palabra “esperar” significa espera y esperanza. Es una buena lección. ¿Cuántos de nosotros esperan no sólo con esperanza, sino con impaciencia y duda? Mucho de la vida requiere esperar, y cómo esperamos puede marcar la diferencia para nuestra felicidad.
Cuando estás en la larga fila de la oficina de correos, o en espera de un representante de servicio al cliente, o esperando por un avión que está retrasado, ¿cómo esperas? ¿Eres un poco impaciente con los que están a cargo? ¿Te relajas con tus audífonos… te distraes mandando mensajes o correos… o platicas y sonríes con los que te rodean?
¿Qué pasa cuando estás esperando una respuesta de alguien acerca de algo importante, o noticias de algún ser querido, o si fuiste aceptado(a) para una oportunidad que habías aplicado? ¿Estás esperanzado, calmado y relajado, o ansioso y molesto por el tiempo que se demora la respuesta?
Estoy atorada en el juego de la espera justo ahora, al esperar respuesta de muchas personas involucradas en diferentes aspectos para mostrar mi libro al mundo. Inicialmente, me sentí muy impaciente, temerosa y estresada. Entonces me di cuenta que me estaba haciendo más miserable al alimentar la energía negativa. Así que decidí intentar un par de mantras para ayudarme a dejarme llevar y dejar que las cosas se desenvuelvan:
“Sucederá cuando suceda”.
“Está en manos del Universo (de Dios)”.
Para llegar incluso a un mejor lugar – sentirme emocionada y esperanzada, pero sin una expectativa o un resultado en específico – me digo a mí misma:
“La persona indicada se levantará para ayudarme en el momento justo”.
“Si no es esto, entonces será algo mejor”.
“Si soy rechazada, no es lo indicado para mí”.
Ahora no me importa mucho la espera. Aún es difícil no saber que es lo que pasa alrededor y no tener el control, pero una gran parte de mí incluso se siente agradecida de no ser responsable por llevar a cabo esas tareas en particular.
Irónicamente, las cosas salen mejor cuando no presionamos para tenerlas cuando y como queremos. Recientemente, estaba frustrada por no tener una respuesta inmediata de alguien así que no pude reservar un vuelo y un lugar para quedarme. Pero cuando la tuve, terminé con un vuelo más barato con 30,000 millas gratis y una oferta de una amiga para estar en su “tiempo compartido” que es mucho mejor al hotel que había pensado.
En resumen, cuando no podemos controlar los tiempos o resultados, todo lo que podemos hacer es controlar nuestra actitud. Así que la próxima vez que sientas que te sube la presión al esperar que algo suceda, recuerda:
“Todo está sucediendo exactamente como debería, en última estancia en tu beneficio”.
© 2014 de Laurie Gardner
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Mi papá dice: “Cuando tiras la flecha, no vas atrás de ella supervisándola, los resultados son de Dios” Y aunque creo que puedo influir para que la flecha llegue al resultado que yo deseo, no es sano estar detrás de todos los caminos para que lleguen las cosas. Con actitud, intención y esperanza las cosas sucederán para bien.
Muchos saludos Laurie! Gracias por compartir 🙂